U.D. Montecarlo - 2 : U.D. Amistad - 3

Merecido aunque algo al final afortunado triunfo de un Amistad que superó por completo al Montecarlo en la primera mitad pero que se alzó con la victoria gracias a un autogol local y a las dos ocasiones clarísimas marradas por los de torrero con el partido prácticamente terminado.

La primera mitad comenzó con un claro dominio visitante gracias a una gran presión, colocación y el mayor físico de sus jugadores que les hacían tener ventaja en todos los balones divididos; así en 5 minutos ya había disfrutado el Amistad de dos claras ocasiones de gol, pero en el primer acercamiento de los locales llegó el 1-0 en un error defensivo aprovechado por un delantero local.

En la jugada siguiente iban los de torrero a devolver el favor al Amistad que se encontró con un balón de gol tras un error de la defensa local. Con el empate a uno siguieron los visitantes presionando y dominando a su rival contando con varias ocasiones de gol que evitaron entre el portero y los palos, y un nuevo un error de la defensa del Montecarlo a los 20 minutos permitió, tras una brillante maniobra de su delantero, cobrar ventaja al Amistad. Continuó el dominio visitante de manera clara hasta la media hora de juego en la que el Montecarlo pareció despertar de la nefasta tarde que llevaba y comenzó a equilibrar un tanto el juego, que ahora ya no permitía ver tantas ocasiones; así transcurrió el juego hasta que a la salida de un córner al filo del descanso llegaría una volea espectacular de un jugador local que se colaría por la escuadra en lo que sería el 2-2 con el que se llegó al descanso; mucho premio para un Montecarlo que podía haber sido goleado por su rival.

Comenzó la segunda mitad y el partido algo había cambiado, los locales se mostraban más acertados y comenzaron a llevar el peso del partido mientras el Amistad ya no ejercía la presión de la primera mitad y apenas se acercaba a la meta local, pero no habían transcurrido 10 minutos cuando en un falta lateral favorable al equipo visitante llegó el 2-3 en un desgraciado autogol al cabecear a la red un defensa local. El Montecarlo intentó la remontada pero estaba claro que hoy no era su mejor día, ante un Amistad que se defendía sin muchos apuros y esperaba alguna contra para cerrar el partido. Fueron pasando los minutos y los locales incrementaron la presión sobre su rival, tomando riesgos que bien pudo aprovechar el Amistad en alguna ocasión de que dispuso, pero que a punto estuvo en los minutos finales de dar su fruto ese último esfuerzo de haber acertado en las dos magníficas ocasiones de las que dispuso el conjunto local, una a la salida de un córner que sacó un defensa visitante sobre la línea de gol y la última en una volea desde dentro del área que salió alta por poco.

Nada que decir al triunfo del Amistad, equipo que fue mejor en el cómputo total del encuentro, sobre todo en una pletórica primera mitad en la que pudo sentenciar el mismo, y sin embargo tuvo la fortuna en el tercer gol y en los minutos finales lo que le permitió alzarse con el triunfo. Así de caprichoso es el fútbol, a veces te niega la fortuna cuando más lo mereces y otras te la concede en el momento más inesperado.
La puyita de alasan: El mejor escribano echa un borrón y está claro que el de este sábado no fue ni de lejos el mejor partido que jugamos. Pero no es menos cierto que ya se veía venir que ante equipos de gran poderío físico, y a fe que el Amistad lo es, nuestros centro del campo sufre en exceso y son situaciones que hay que prever, ya que, a riesgo de parecer pesado, por ahí se descose el equipo. Se que el equipo está muy limitado por las bajas, pero fue en la primera mitad, sin acusar aún el cansancio cuando fuimos claramente superados por nuestro rival y eso si que es un problema. Es verdad que conseguimos igualar e incluso superar a nuestro rival en la segunda mitad, lo cual indica que físicamente llegamos bien a los finales de partido, luego habrá que buscar una solución para evitar que el contrario se muestre tan superior tan sólo por presión y poderío físico, hasta el punto de que todos los balones divididos y segundas jugadas eran suyas. Debe servir de toque de atención ante lo que nos vamos a encontrar para así corregir y tratar de evitar que se repita.