No podríamos decir que presenciamos un buen partido de fútbol este sábado en el José Luis Violeta. Faltó ritmo, intensidad, buen juego y la salsa del fútbol, los goles. Sólo la emoción del incierto resultado mantuvo el interés en un encuentro en el que el empate a cero fue el resultado lógico al juego desplegado por ambos conjuntos.
La falta de ocasiones y de emoción hace difícil realizar una crónica al uso, es por ello que me limitaré a realizar un muy breve resumen de lo que ocurrió. Mucha igualdad en la primera mitad sin ocasiones por parte de ninguno de los dos equipos que desplegaron un juego insulso y carente de profundidad.
Algo sí que cambió en la segunda mitad, donde salió un poco mejor el cuadro local que logró hilvanar un par de jugadas con cierto criterio que se tradujeron en algo de peligro sobre la portería del San Gregorio, pero fue un espejismo. El juego volvió a decaer, pero eso sí, el partido se abrió un poco más y fue ahí donde llevo algo de peligro el cuadro visitante que contó con un par de buenas aproximaciones.
Al final justo reparto de puntos que dejo diferentes sensaciones a dos equipos que tienen claramente objetivos muy distintos; a los locales tal vez le supo a poco, asentados en la parte media-alta de la clasificación, quizás salieron excesivamente relajados tras las intensidad de partidos anteriores, mientras que el cuadro de la azucarera, aunque mantiene posibilidades de pelear por la promoción, el punto le sirve de alivio para escapar de los puestos de peligro.
La puyita de alasan: Regular tirando a mal sería la calificación obtenida este sábado, y sin quitar méritos a la labor de un rival que se mostró ordenado y concedio pocos espacios para la creación de juego, creo sinceramente que se podíoa haber intentado algo más. Repetimos errores del pasado al abusar de los balones largos desde la defensa sin que se produzcan situaciones de ventaja para nuestros puntas; a estas altiuras de la temporada ya deberíamos tener claro que no es nuestro juego y así raramente somos capaces de superar a nadie. Los pocos balones que sacamos jugados desde atrás casi fueron las únicas aproximaciones con peligro de todo el encuentro.
Es verdad que para eso de necesita la participación activa del centro del campo y este sábado no destacó sobremanera, pero si al primer contratiempo optamos por la vía directa naufragamos seguro. Como naufragó nuestro centro del campo este sábado, incapaz de buscar los espacios necesarios para hacer circular el balón con soltura; las bajas o la presión del rival no deben ser escusas para justificarnos, hay que poner más empeño en la tarea o buscar soluciones alternativas, pero el centro del campo no puede desaparecer como lo hizo el sábado.
Para acabar, he notado que a los tradicionales problemas que presentan algunos jugadores a la hora de asociarse con los compañero (que bonito me ha quedado), se han sumado nuevos miembros que incrementan las dificultades de realizar un mejor juego.
Señores se juega con un sólo balón y los egos personales deben quedar reducidos a la mínima expresión, debe primar el equipo por encima de todo y algunos no parecen entenderlo. Demasiadas pérdidas por querer girarse de manera continua, por conducir el balón de manera excesiva, por regatear cuando hay un compañero al que pasar, por no jugar hacia atrás, y podríamos seguir con alguna cosita más, pero por esta semana ya me parece suficiente, hay que dejar algo para más adelante.
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